Hace unos días me enteré de que el perro de mi hermano había sido atropellado. Murió al instante, un golpe seco en la cabeza.

Por fortuna el cuerpo quedó entero y toda su familia pudo despedirse. Todos pudieron decirle un adiós escondido y doloroso, a las 12 de la noche, en una clínica veterinaria de guardia.

… ¿Se puede querer a un perro? La respuesta que da la razón es inmediata; «claro que sí, pero claro, no es una persona».

Y esto duele.

Porthos

Surge de las tripas; «¿¡Cómo que no es una persona?!, ¡Si me apuras es mucho más que una persona!». Y duele tanto o más.

No importa si es animal de 2 ó 4 patas. Es compañero, es fidelidad, es nobleza, es entrega, es emoción en estado bruto. Y a veces muy bruto.

Es lo más. Lo más. No es que no pidan o no juzguen, es que te lo dan todo, te quieren con todo. Te transmiten lo que viven con todo su cuerpo. Están para tí, moviendo su rabito como locos, disponibles 24/7.

Si te sientas se sientan, si te tumbas se tumban, si te duermes se duermen. Y si quieres jugar son los primeros. Si quieres caminar van contigo y si quieres correr también.

¿Cómo no va a doler? ¿Cómo no echarlos de menos, cómo no vivir un duelo cuando faltan? No hay corazón que no se duela por esta pérdida tan grande y, sin embargo, hay que agradecer el haber podido decir adiós a las 12 de la noche, en una clínica de guardia y a escondidas.

Porthos. Sobre los duelos prohibidos (4 marzo 2023)

Dios habita en las criaturas en los elementos dando ser, en las plantas vejetando, en los animales sensando [235, EE.EE]


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.