Hace poco leí un cuentito de Gioconda Belli, «Los portadores de sueños».
Es un cuento muy bonito. Describe por un lado a los portadores de sueños; «una generación de amadores y soñadores, hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores».
«Desde pequeños venían marcados por el amor… guardaban la ternura y el sol de medianoche….. todas las noches hacían el amor y seguía brotando su semilla del vientre de ellas que no sólo portaban sueños sino que los multiplicaban y los hacían correr y hablar……. Sobrevivieron a los climas gélidos y en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea».
«No dejaban de soñar y de construir hermosos mundos, mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros, que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes, se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad. Cultivaban jardines de sueños y los exportaban con grandes lazos de colores.
Pero los portadores sueños, eran «atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes» y «acumuladores de riquezas que les temían y lanzaban sus ejércitos contra ellos». Se pasaban noches y días enteros vigilando los pasajes y los caminos buscando los peligrosos cargamentos…. Cargamentos que nunca lograban atrapar porque el que no tiene ojos para soñar no ve los sueños ni de día, ni de noche»
Dentro de cada uno de nosotros hay un portador de sueños que cultiva jardines y exporta felicidad, capaz de sobrevivir a los climas mas gélidos. Y también hay un profeta de la oscuridad que se pasa noches y días vigilando los pasajes y los caminos……
Los profetas de la oscuridad son durísimos y muy crueles, pueden robar la autoestima al ser mas angelical. Pero hay una buena noticia: nosotros elegimos quien queremos que esté mas presente en nuestra vida, los maliciosos profetas de la oscuridad o los maravillosos portadores de sueños
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